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Seguramente a lo largo del día, seamos muchos los que nos sorprendemos a nosotros mismos con la columna encorvada, la cadera ladeada o, en general, con una postura corporal que no es la óptima. ¿Cuántas veces al día recolocas tus hombros intencionadamente para elevar el pecho y erguirte correctamente?

El sedentarismo, el estrés o incluso el deporte mal realizado son algunas de las causas que nos llevan a adoptar posturas inadecuadas que dañan nuestros huesos y pueden desencadenar distintas dolencias. 

¿Qué pasaría si te dijéramos que es posible reeducar tu postura teniendo en cuenta otros planos, más allá del plano físico?

En escuela Atlantis impartimos formaciones que explican cómo el cuerpo es la sinergia de varios planos de existencia -físico, químico, emocional y energético-. De esta manera, creemos que la mayoría de las dolencias no son más que una voz de alarma que nos avisa de que algo más profundo no va bien. En este caso, una mala postura es señal, como decíamos, de estrés, de una dolencia en alguna parte del cuerpo o incluso de algo un poco más serio. 

¿Cómo aprender a leer estas malas posturas?

Vamos a verlo: 

Tomemos como ejemplo la mala postura y su relación con el plano químico: 

Si tienes una hinchazón abdominal debido, por ejemplo, a una comilona, la presión a nivel visceral por la sensación de estómago lleno va a modificar nuestra postura para intentar dar más espacio al estómago. Así, los músculos de la tripa se encontrarán relajados y puede que, incluso, exista una ligera curvatura de la columna vertebral. Al contrario, si algo nos duele, tendemos a cerrar la postura, con un condicionamiento de las líneas de tensión musculares.De esta manera el cuerpo se cierra y protege esa zona que identifica como dolorida. Para corregir tu postura, identifica estas irregularidades a nivel químico. ¿Me duele algo? ¿He comido demasiado? ¿Cómo se encuentra cada órgano? ¿Cómo puedo explicar esta postura? Entender y auto-estudiarnos nos ayudará a ser más conscientes de nuestra postura y su corrección. 

Veamos ahora la relación postural con el plano emocional: 

Como sabes, cada emoción está acompañada de una acción física. Por ejemplo, no es lo mismo la postura de alguien triste, alguien con rabia o alguien feliz.

Si una emoción se perpetúa en tu cuerpo, se incrusta y comienza a “hacer mella” en nosotros, llegando incluso a cambiar por completo nuestra posición postural. Esta modificación que se genera también residirá en nosotros de forma habitual. Esto se debe a que el cerebro asocia cada emoción con una postura. Así, una emoción estancada nos lleva a una postura incorrecta, y viceversa. Aprende más sobre esto.

Para corregir la postura, podemos analizar qué emociones sentimos y en qué medida estamos dejando que estas se apoderen de tu postura. 

No te asustes. ¡Todo tiene solución! Realizar ejercicios de relajación y estiramiento como el taichi, el yoga o la meditación ayudan a alinear nuestro cuerpo, fortalecer los músculos y liberar las emociones estancadas. Además, si las emociones son más profundas, podemos incluso probar terapias psicológicas, risoterapia o cualquier terapia de autoconocimiento y sanación. 

 

Bienvenido a escuela Atlantis. Como has podido comprobar, nuestra idea es tratar cada problema neurológico y de movimiento de manera integral, teniendo en cuenta todos los aspectos que entran en juego en nuestros procesos humanos. Hemos visto que existe vida más allá del plano físico y que una regulación química, emocional y energética es igual de importante. ¡No dudes en escribirnos tus dudas y visitar nuestros cursos!