Es probable que si leemos la palabra oxitocina, recordemos haberla oído en boca de algún médico, psicólogo o terapeuta. Sin embargo, ¿sabemos exactamente qué es la oxitocina?
Se trata de una de las cuatro hormonas de la felicidad de nuestro cuerpo. Esta, junto con las endorfinas, la dopamina y la serotonina, garantiza que nuestro cerebro mantenga un estado de ánimo activo y una vibración alta.
La autora y psiquiatra Marián Rojas Estapé define la oxitocina como “el símbolo bioquímico de la empatía que se encarga de la inteligencia emocional”. Esta hormona, que se produce en el hipotálamo y se libera al torrente sanguíneo mediante la glándula pituitaria, trabaja nuestra actividad social y facilita la convivencia en grupo; además, tiene un papel muy importante en la reproducción y la creación de vínculos.
No obstante, la oxitocina es mucho más que esto.
¿Qué más funciones tiene?
Un estudio reciente realizado por C. Sue Carter en 2020 demostró que la oxitocina también puede funcionar como molécula reductora de estrés. Además, resulta ser un antiinflamatorio natural y antioxidante que protege a nuestras células de la adversidad de los traumas.
La oxitocina está relacionada con el funcionamiento del sistema nervioso autónomo (encargado de la relajación) y el sistema inmune.
Todas estas propiedades de la oxitocina nos ayudan a comprender por qué decíamos que la oxitocina nos prepara para ser seres sociales. Como muestra el estudio, ¡esta hormona nos hace casi invencibles!
Si todo lo que te hemos contado hasta ahora sobre la oxitocina te suena interesante, imaginamos que estarás preguntándote,
¿Cómo aumentamos la producción de oxitocina en mi cuerpo?
Actualmente en el sistema sanitario la oxitocina puede administrarse de manera artificial en momentos puntuales como el parto con el fin de paliar los efectos de la depresión posparto, aunque también se utiliza a la hora de tratar algunos trastornos alimenticios, por ejemplo.
Pero,
¿Cómo podemos producir oxitocina de manera natural?
¿Podemos aumentar la cantidad de la hormona de la felicidad en nuestro cuerpo?
La ciencia ha demostrado que cualquier acción que nos haga sentir bien y que contribuya al bienestar de nuestro entorno (recordemos que la oxitocina es la hormona del instinto social y la felicidad), nos ayuda a conseguir esta “medicina” de forma natural. Por ejemplo, los masajes, solos o en pareja, las caricias, las palabras agradables hacia nosotros o hacia el resto, los besos o los mimos a nuestras mascotas son un buen comienzo.
Además, podemos involucrar acciones como el deporte activo, la meditación o la consciencia del momento presente e incluso el llanto para liberar emociones reprimidas.
Como sabes, en escuela Atlantis, además, concebimos el cuerpo como un todo holístico, por lo que tratamos cada proceso anatómico como un todo en el que entran en juego el plano físico, químico, emocional y energético. Así, en este caso, para aumentar el nivel de oxitocina de nuestro cuerpo es necesario pensar de dónde viene la oxitocina. Como ya sabemos, se segrega en el hipotálamo. Es decir, una estimulación de las funciones del mismo puede suponer una mayor producción de la beneficiosa hormona de la que hablamos. Entonces, ¿cómo estimulamos el hipotálamo? Algunas acciones físicas como practicar deporte o mantener un ciclo de sueño correcto pueden contribuir a un buen funcionamiento hipotalámico. Además, dentro del plano químico podemos contemplar la ingesta de grasas saludables como el salmón o el aguacate, o incluso el aumento de consumo de las vitaminas C y B.
¡Qué fácil es crear hormonas de la felicidad! ¿No crees?
Si no nos conoces, somos la escuela Atlantis. Una escuela de neurociencia y movimiento en la que mostramos los diferentes procesos de nuestro cerebro entendiéndolos como la combinación integral del plano físico, químico, emocional y energético. No dudes en contactarnos y consultarnos tus dudas acerca de este post o sobre nuestros cursos.