¿Sufres de problemas de menisco? Tal vez la respuesta no está solo en el plano físico
Hoy queremos invitarte a explorar una perspectiva más profunda. Ya hablamos anteriormente sobre el significado emocional de la rodilla, y ahora nos centraremos específicamente en el menisco. En este artículo, te mostraremos cómo puedes tratar tu problema de menisco de una forma integral, abarcando los planos físico, químico, emocional y energético. Pero recuerda, siempre es necesario un diagnóstico médico primero para tratarlo adecuadamente desde el plano físico, y poder adentrarnos en los otros niveles.
¿Qué es el menisco y cuál es su función?
El menisco es un tejido conjuntivo que se encuentra haciendo de mediador entre dos estructuras que no son congruentes. En concreto, el femur, cuyo extremo inferior acaba en forma redondeada, y la tibia, cuyo extremo superior es plano. La incongruencia hace de la rodilla una articulación bastante inestable, y aquí es donde el menisco entra en acción. Su función es darle estabilidad. El menisco actúa como un amortiguador en la rodilla, entre el fémur y la tibia. Esta estructura ayuda a distribuir el peso y a estabilizar la articulación, especialmente en movimientos que implican torsión o presión.
¿Cómo trabajarlo desde el plano físico?
Uno de los factores más importantes a tener en cuenta cuando hablamos de lesiones en el menisco es el Ángulo Q. Este ángulo se forma por la intersección de dos líneas: una que va desde la espina iliaca anterosuperior hasta el centro de la rótula, y otra que conecta el centro de la rótula con la tuberosidad anterior de la tibia. Un Ángulo Q alterado puede provocar un aumento de la presión en el menisco, lo que aumenta el riesgo de lesiones, así como el cizallamiento del menisco. Es crucial conocer este ángulo y realizar los ajustes adecuados con la ayuda de un profesional para que este ajuste y recoloque estas líneas y podamos prevenir lesiones.
Aunque la manera de medir el Ángulo Q sea la misma entre sexos, los resultados de esté pueden ser distintos, presentando valores de normalidad distintos entre ellos. En el caso del sexo masculino el valor normalizado del ángulo será de 15º, con una desviación estándar de +/-3º, igual que en el caso del sexo femenino, aunque el valor normalizado en ellas está en 16º. Todos los resultados que se encuentren fuera de estos valores, se consideran un factor de riesgo anatómico.
Esta diferencia entre sexos viene debido a que las mujeres suelen tener una cintura pélvica más ancha, lo cual hace que se necesite un mayor valgo de rodilla para restablecer los ejes mecánicos a través de la cadera, la rodilla y el tobillo. El segundo factor que hace que las mujeres tengan generalmente un ángulo mayor es que el fémur suele ser más corto que el del sexo masculino, este hecho produce un aumento del valgo y, como consecuencia un aumento del ángulo Q.
¿Cómo trabajarlo desde el plano químico?
Una vez que se ha abordado el problema mecánico, es momento de nutrir y regenerar el menisco. La hidratación adecuada y la ingesta de minerales y vitaminas son esenciales para mantener los tejidos en buen estado y promover su recuperación. Aquí te dejamos algunos nutrientes clave que favorecen la salud de tus tejidos:
- Calcio
- Potasio
- Vitamina C
- Vitamina D
- Magnesio
Recuerda que un exceso de estos nutrientes puede ser contraproducente, por lo que siempre es recomendable consultar a un profesional antes de hacer cualquier cambio en tu dieta.
¿Cómo trabajarlo desde el plano emocional?
El menisco también guarda un mensaje emocional profundo. Desde una perspectiva emocional, el menisco simboliza el rol de mediador que desempeñas en tu vida, especialmente en situaciones de conflicto. Si sientes que estás atrapado en medio de dos fuerzas opuestas (como un conflicto en el trabajo, con tu pareja o con tus familiares), es probable que tu cuerpo esté manifestando esta tensión a través del dolor en el menisco.
Cuando tenemos problemas de menisco o este nos duele, el cuerpo nos está diciendo que no estamos gestionando este tipo de situaciones como es debido. Que nuestra función de mediador o la presión a la que estamos sometidos no está siendo gestionada de manera sana. Trabajar en el menisco a nivel emocional implica resolver estos conflictos internos, aprender a manejar la tensión y restaurar el equilibrio en tu vida. Dejar de sentirte atrapado entre dos mundos te permitirá sanar no solo físicamente, sino también emocionalmente.
¿Cómo trabajarlo desde el plano energético?
Aunque podemos hablar del menisco específicamente, es mejor situarnos en su localización; la rodilla.
En el plano energético, la rodilla está relacionada con el riñón, el órgano que gobierna el miedo, el cambio, los derrumbamientos, la inflexibilidad y los sentimientos de vacío. Las rodillas, por lo tanto, están muy conectadas con nuestra capacidad para ser flexibles ante situaciones: la inflexibilidad se torna en sentimientos de "agacharnos", "humillarnos","hincar la rodilla" o la "sumisión" ante los desafíos de la vida, lejos del concepto sano de la aceptación o la flexibilidad. Si sientes que tus rodillas (y tu menisco) están constantemente afectados, podría ser una señal de que necesitas trabajar en la fortaleza energética de tu riñón.
Al hacerlo, puedes recuperar tu flexibilidad emocional y energética, lo que contribuirá a tu bienestar general.
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